Como sabéis CRD utiliza una nomenclatura en sus motos que hace referencia al número de customización que es y ya llevan casi 140 motos desde que el constructor español nació hace algo más de una década. Pero hay algunas motos que se salen de este orden porque son más especiales si cabe, como es el caso de la CRD2020, que sirvió para hacer un homenaje al CEO de Cafe Racer Dreams, y como también sucede con la moto que acaban de lanzar: la CRD2022.

Esta unidad de BMW R 100 RS de 1979 viene de Santander y se ha elegido por su procedencia y por diferentes detalles de su estado de conservación para convertirse en una de las creaciones que se quedan en casa. Estéticamente, para los que hayáis seguido la trayectoria de la marca en las últimas temporadas donde se ha dado un importante salto de calidad, se parece a la CRD121, una moto a la que internamente conocían como “la mostaza”. No hace falta explicar por qué…

Como era de esperar en esta moto se ha trabajo muchísimo, empezando por su base mecánica, que se ha desmontado y montado con mimo para que vuelva a funcionar como hace más de 40 años. De hecho, después de probarla por las calles de la ciudad y en carretera se puede decir que tiene un tacto muy parecido al de una moto actual. En dicho tacto también influye como se han distribuido los elementos que configuran la ergonomía y la posición conseguida para el piloto, ya que el ancho y elevado manillar gira mucho y mantiene el tronco erguido. Por su parte el asiento biplaza es plano y cómodo, y no se encuentra especialmente alto. Además, los estribos están ligeramente reposicionados con respecto a los de la moto original pero se han centrado, ya que en la RS su posición no estaba en el mismo eje. Así que ahora es incluso más natural con estos cambios.

También se han elegido cuidadosamente sus componentes y llama la atención la horquilla que se ha montado en el tren delantero, ya que se trata de una unidad igual a la que utiliza la Honda CBR1000RR. Una showa de 43 mm multirregulable con las mismas pinzas Nissin de cuatro pistones y anclaje radial que utiliza Honda, aunque en este caso ese tren delantero se encaja en la tija mecanizada y diseñada por CRD en aluminio de máxima calidad. En ella, como ya hemos visto en la última generación de motos fabricadas por Cafe Racer Dreams, se ensambla la instrumentación digital Motogadget, que en este caso es una Motoscope Pro, la cual ofrece mucha información que se maneja desde los mandos mo.switch mini de la misma marca. Para estar en línea con el tren delantero detrás se ha optado por unos amortiguadores Öhlins de la serie black. Éstos son la mejor elección tanto funcionalmente, por sus tres posibilidades de regulación y calidad de hidráulicos, como estéticamente, por su acabado en negro que se integra con esta zona de la moto.

El motor no solo se ha renovado internamente, también tiene la receta de la marca para hacer disfrutar a su dueño por sensaciones y por prestaciones, gracias a la utilización de unos escapes Supertrapp, filtro de aire K&N y unos carburadores tratados con cerakote. Con estos elementos ha ganado en respuesta y también un poco en sonido pero es una moto homologada para circular por nuestras carreteras, así que cumple con la normativa y se puede usar en cualquier ambiente.

Las piezas artesanales que salen del taller de CRD aquí se plasman en el guardabarros delantero, el subchasis que nada tiene que ver con el original y el minimalista soporte de la matrícula. Así se consigue la receta que hace tan especiales estas motos donde las piezas modernas se mezclan con las antiguas y con las que se han fabricado a mano para que todo se una en conjunto con gusto. Esta moto tan especial se quedará dentro de la colección de CRD, donde hay verdaderas joyas.