En 1907 arrancó la carrera más longeva y mítica del mundo de la moto, el Tourist Trophy de la Isla de Man, que recorre los 61 km del Circuito de la Montaña de esta pequeña isla situada en el Mar de Irlanda. Con el paso de los años la carrera se convirtió en la más importante del mundo y allí empezó el Campeonato del Mundo de Velocidad en 1949. La isla entera se vuelca con esta dura prueba en la que las motos recorren pueblos, carreteras con baches, rasantes a 280 km/h, y se llegan a alcanzar los 330 km/h con las Superbike actuales de más de 220 CV. Su peligrosidad hizo que en 1976 dejase de ser parte del calendario del Mundial a raíz en parte de la fatídica edición de 1970, donde perdieron la vida seis pilotos, entre ellos Santiago Herrero, cuando luchaba por el podio de 250 y era un firme candidato al título. Hubiese sido el primer campeón español de 250… La pérdida de Santi en la milla 13 marcó la historia de los españoles en el TT, ya que desde entonces solo hemos corrido cuatro.

Actualmente sigue siendo una de las carreras más espectaculares y peligrosas del mundo, en la que los pilotos se enfrentan a 360 km a tope, entre casas, bordillos y mobiliario urbano, y donde la velocidad media supera los 200 km/h. La #CRD119 es un homenaje a esta prueba y a Santi como veremos, ya que su diseño se inspira en el de las BMW RS 255 Kompressor que consiguieron la victoria en 1939 y que marcaron un hito en su día, al llevar motor sobrealimentado y al correr en un delicado momento marcado por la Segunda Guerra Mundial. Lo que además supuso la primera victoria de un fabricante no británico en el Senior TT, la categoría reina.

La esencia de estas motos de carreras clásicas se respira en piezas como los envolventes guardabarros “fileteados en blanco”, en el asiento de estilo monoplaza, en el depósito o en los neumáticos de perfil alto en llantas de radios. Cada uno de estos elementos tiene su propia historia, empezando por el depósito, que luce las tres patas de la bandera de la Isla de Man, el triskelion, pintadas diez veces con una en mayor tamaño. Así hace homenaje al mencionado Santi Herrero, ya que el piloto de Madrid llevaba el número 10 en la Ossa Monocasco con la tuvo el accidente en el TT. Es un guiño para los amantes de la historia del motociclismo y de lo clásico.

El asiento es otro acercamiento a esta época ya que simula un colín monoplaza hecho con el propio foam y el cuero, pero permite llevar pasajero. Cuando te sientas en él te encajas en la moto y te sientes como un verdadero piloto de época, porque además delante de tus ojos solo está el depósito de decoración sobria y el pequeño reloj Motogadget Tiny Vintage, encajado en el faro artesanalmente. Y tus manos viajan hacia adelante en busca del manillar Ultra Low puesto al revés para simular la posición de las motos de carreras de los años 30. Cuando arranca el motor de la BMW R 100 RS también viajas atrás en el tiempo y su pulso te lleva a sentir la esencia de los motores bóxer, bien carburado y con un sonido más contenido que en otras Cafe Racer Dreams al llevar escapes más largos.

Los neumáticos Shinko E270 de perfil alto y look retro son otro punto que diferencia a la “Man”, como llaman internamente a esta customización. Para seguir fieles al estilo que debe tener esta moto no hay grandes modificaciones en la parte ciclo, se han montado discos y bomba Brembo para mejorar un poco su frenada, y amortiguadores traseros Hagon encapsulados, que también se integran con su línea. Como es habitual cuenta con componentes Motogadget y acabados de calidad en toda la moto. La decoración en negro de prácticamente todos sus elementos y el pequeño faro con luz amarilla rematan una creación que destila amor por lo clásico y con la que tengo mucha relación, porque la moto donante es del año en el que nací y hace homenaje a una carrera que he corrido tres veces. Una experiencia única en la Isla de Man y que hay que vivir aunque sea como espectador.

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