Sergio Romero para la Revista Fuel.
Las siglas de CRD, Cafe Racer Dreams, son muy conocidas en el sector de las motos customizadas dentro y fuera de nuestro país, no en vano en la década que llevan funcionando han construido más de 110 motos, sobre diferentes bases aunque principalmente utilizando las BMW R 100 y que han ido a parar a diferentes partes del mundo. Entre los dueños de sus creaciones hay gente de Australia, de los Emiratos Árabes, de Europa o Estados Unidos y la gran mayoría se ha hecho la moto como se la imaginaba, siguiendo el consejo del equipo de CRD en su camino a convertir esa idea en realidad.
Desde sus inicios CRD tiene algunas señas de identidad que distinguen sus creaciones y que han servido para ir creando un sello claro, como es el conjunto de subchasis y colín en sus diferentes opciones y la calidad de terminación y de pintura de todas sus motos. A partir de ahí cada moto, llamada CRD y el número de la unidad construida, ha buscado un estilo según las exigencias del momento o de su dueño.
La última creación de la marca ha sido un por un lado un homenaje a esta década de customizaciones y por otro un regalo sorpresa para el actual dueño de la marca, Jaime Colsa, que no ha visto ni ha sabido nada de la moto hasta que no estaba totalmente terminada.
La historia empieza con la unidad elegida como base, una BMW R 100 RS de 1979, como el mismo Jaime nos cuenta: “Es una moto que ha tenido un único dueño, un apasionado del motor de Santander que es amigo de mis padres. Y precisamente el día que la estrenó vino a casa a enseñársela y me dio una vuelta, así que, con siete años que tenía, se me quedó grabado en la memoria de una forma especial. En aquellos años una RS era una moto que impactaba y ésta llegó a casa como una estrella, era unas de las primeras que había en la zona. Con el paso de los años se fue quedando sin uso y su hijo me la ofreció, no dudé en hacerme con ella”.
Estaba claro por dónde empezar el proyecto, pero además esta CRD2020 tenía que reflejar muy bien la nueva faceta de CRD, en la que el “know how” de la marca lo pone el trabajo de Marcos Castro y llega Juan López, antiguo Director General de Gas Gas, para darle un impulso en su línea de trabajo y en abrirse a nuevos proyectos. Eso suponía dar un paso más en el nivel de acabados y componentes, y además conseguir una línea y una decoración que encajase con los gustos de su dueño.
Un trabajo especial. Como sucede con todas las customizaciones que salen de CRD de la moto original solo se queda el motor y el chasis. Aunque se desmonta todo completamente, el chasis se corta y se le suelda el nuevo subchasis, quitando las partes prescindibles y se manda a pintar. Así que en el fondo no hay nada que no se toque, porque el motor se desmonta completamente para revisarlo.
Los propulsores bóxer son muy resistentes, por diseño, calidad de fabricación y régimen de giro, pero hay que prestar atención al estado de los segmentos generalmente y algunas veces a los pistones. También se revisan las válvulas, sus guías y los embragues. Se cambian todas las juntas y los retenes. De alguna manera se restaura primero la moto y luego se customiza.
En el caso de la 2020 la mecánica se ha mantenido original, tan solo se han añadido los escapes de fabricación artesanal, que pasan de 40 a 50 mm de sección para que entren los silenciadores LeoVince homologados. La parte trasera difiere de lo que se ha hecho hasta ahora, ya que pasa de tener una matrícula “volada” a estar integrada en un soporte del guardabarros trasero, en una estructura hecha a mano, que además tiene la misma forma que los radios de la llanta y cuando los alineas quedan totalmente integrados visualmente.
La parte ciclo tiene, como se puede ver, nuevas suspensiones en ambos trenes, delante hay una horquilla invertida de Kawasaki ZX-6R, de la que también hereda las tijas y la bomba radial que actúa sobre unas pinzas Brembo radiales de cuatro pistones. Los discos son EBC de 310 mm. Mientras que en el tren trasero se utilizan unos amortiguadores YSS con botella separada, acabados en negro y multirregulables, como la horquilla. Así que ahora ha dado un gran salto adelante en cuanto a su comportamiento. La moto en general es bastante más baja, aunque mantiene las llantas originales pero con neumáticos Continental TKC 80, que rematan un look impactante.
En cuanto a los componentes que aderezan esta customización encontramos unos semimanillares Tommaselli regulables, que permiten diferentes configuraciones de su ergonomía, y se utiliza el cuadro de instrumentos, los mandos minimalistas y los intermitentes delanteros de Motogadget. El asiento con diseño CRD está tapizado en cuero y la parte trasera queda muy estilizada al no tener ningún elemento extra, ya que las pequeñas luces traseras que hacen también de intermitentes se integran junto a la matrícula.
El resultado de unas ocho semanas de trabajo es una moto muy especial, que cuando pasas un rato a su lado y la vas mirando con detenimiento te va gustando cada vez más. Para Jaime fue una sorpresa: “Ha sido una sorpresa total, solo les pedí que fuese biplaza, y la verdad es que estoy encantado con el trabajo que han hecho. Han cumplido con la idea de hacer una moto especial y cuando la vi por primera vez pensé: es un cañón… Además, está llena de detalles que en el pasado podríamos dar por buenos y aquí se han pulido más. Como la manera de integrar el estribo del pasajero con el soporte para que estén alineados y no se rompa la línea, los cubre tornillos o la forma de esconder el cableado, que le dan un aspecto más cuidado”.
La decoración se ha elegido cuidadosamente y la parte central de la moto, motor, chasis, escapes y llantas, está pintada en negro, con pintura al polvo en todos los elementos, de manera que permite la combinación con diferentes depósitos y asientos para ir variándola. Una opción que los futuros clientes de CRD también podrán tener, ya que en esta preparación es sencillo y rápido cambiar los dos elementos. Hay otro detalle que la caracteriza, la simetría que ofrecen los escapes, los cilindros y los retrovisores en su vista trasera. Es una moto única, que no está en venta y que rinde un homenaje a la historia de CRD.